Un camino espiritual auténtico implica imponerse grandes exigencias a uno mismo pero ser muy tolerante con los demás. Pese a todo, en la mayoría de las sectas la gente es muy exigente con los demás pero desobedecen los ideales que profesan ellos mismos. Solo se requiere una persona con algo de carisma que decida explotar su influencia para que la gente se reúna a su alrededor y quede esclavizada mental y físicamente.
La diferencia fundamental es que las sectas son o bien puras invenciones, fraude y engaño o se basan en una mezcolanza de elementos dispares derivados parcialmente de diversas tradiciones que no está vinculada en modo alguno con una transmisión espiritual auténtica y que no se basan en ningún principio filosófico verdadero. Por esto no pueden ocasionar ningún progreso espiritual duradero y únicamente generan confusión y desilusión o en el peor de los casos explotación y sufrimiento.