La palabra «religión» proviene del latín religare que significa, vincular, conectar o relacionarse con. Por lo tanto, la visión de cada religión depende de aquello con lo que se esté conectando.
En el caso de las religiones teístas, uno establece un vínculo con Dios, a quien se considera como el creador o como el amor infinito. Por ello, uno debería relacionarse con todos los seres que Él ha creado con el mismo amor.
En el caso de espiritualidades no teístas, como el budismo y el jainismo, uno se relaciona con la naturaleza de la mente iluminada, la ‟naturaleza budica” que está presente en cada ser, aunque se mantenga escondida por la ignorancia, tal como el oro se oculta entre otros minerales. También se entiende que todas las cosas y todos los seres están interconectados naturalmente y son interdependientes.
En el caso de la espiritualidad secular, uno se conecta con todos los seres conscientes a través de la comprensión de nuestra interdependencia fundamental y el vínculo con una visión mundial que trasciende las limitaciones y fragmentaciones del individualismo necio.
En cualquier caso, parece que el amor altruista, la compasión, la cooperación y el cuidado son el común denominador de todas estas visiones. Debemos colocarlas en el centro de nuestras vidas para transformarnos a nosotros mismos para servir mejor a los demás.