¿Somos capaces de actuar contra el envejecimiento de nuestro cerebro, y así luchar contra el deterioro cognitivo, de la misma forma que podemos actuar contra el envejecimiento del resto de nuestro cuerpo? En las últimas décadas, los estudios científicos han analizado las consecuencias de practicar el entrenamiento mental, la meditación, en el cuerpo y la mente.
Ya sabemos por muchas investigaciones científicas que la práctica de la meditación tiene un efecto directo sobre la actividad cerebral inmediata y sobre la estructura del cerebro mismo a largo plazo. Tenemos la capacidad de transformarnos a través de la neuroplasticidad, es decir, a través de los mecanismos por los que el cerebro es capaz de cambiar. La neuroplasticidad se produce durante los procesos de neurogénesis desde la fase embrionaria o durante el aprendizaje. Se manifiesta en la capacidad del cerebro para crear, romper o reorganizar las redes neuronales y sus conexiones. Por tanto, la plasticidad neuronal está presente durante toda la vida. Pero ¿qué pasa con el impacto de esta práctica meditativa en el cerebro de las personas mayores, potencialmente propensas al deterioro cognitivo?
La degeneración cognitiva al final de la vida es común: es natural para empezar. A partir de los 40 años, nuestro cerebro comienza a perder lentamente algunas de sus capacidades y a envejecer estructuralmente. Estos cambios pueden ser acelerados por nuestras condiciones de vida, vinculadas en particular a la apariencia de los demás, a nuestra imagen de nosotros mismos, pero también al hecho de que nos enfrentamos más a la muerte de seres queridos y la soledad. Como resultado, los trastornos del sueño aumentan exponencialmente, llegando al 50% de los mayores de 65 años. Lo mismo ocurre con las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
Estos procesos patológicos que generan estrés y ansiedad tienen un impacto negativo considerable en la calidad de vida y la salud de los ancianos que, sujetos a repetición, son frecuentemente víctimas del síndrome depresivo: «Cuando observamos el proceso de rumiación, es fácil ver el alcance de disrupción. Es imperativo liberarse de las cadenas de reacciones mentales que mantiene la rumiación constante. Debemos aprender a dejar que los pensamientos surjan y se disipen tan pronto como surjan, en lugar de dejar que invadan nuestra mente.» 1
La capacidad de «dejar que los pensamientos surjan y se disipen tan pronto como surjan, en lugar de dejar que invadan nuestra mente» se aprende, como todas las habilidades y conocimientos, con la práctica. Por tanto, es posible liberarse de algunas de las cadenas del envejecimiento cognitivo y así ayudar a prevenir o frenar las enfermedades degenerativas debidas a la edad mediante la práctica del mindfulness.
Lejos de las ideas preconcebidas, la meditación es una práctica activa y consciente. Es con el tiempo, mediante el ejercicio y la perseverancia, que la meditación modela nuestra mente y desarrolla nuestra capacidad de control, discernimiento y lucidez. Dedicamos mucho tiempo a mejorar las condiciones externas de nuestra vida, pero al final siempre es la mente la que crea nuestra experiencia del mundo y la traduce en bienestar o sufrimiento. Poder actuar en conciencia sobre nuestro modo de percepción es poder transformar la calidad de nuestra vida. Es este tipo de transformación que viene con el entrenamiento de la mente, llamado «meditación», un ejercicio que está lejos de limitarse a la atención y lo que se llama hoy «atención plena».
“La mayoría de nuestras habilidades innatas permanecen inactivas a menos que hagamos algo para llevarlas a su punto máximo de funcionamiento, en particular a través del entrenamiento de la mente. Partiendo de un enfoque empírico, con una mente bien entrenada, los contemplativos han encontrado métodos efectivos para lograr una transformación gradual de emociones, estados de ánimo y rasgos de carácter, así como para erosionar las tendencias atávicas más arraigadas. Alcanzar tal logro cambia la calidad de cada momento de nuestra vida al fortalecer las características humanas básicas, como la bondad, la libertad, la paz y la fuerza interior.«2
Desarrollar el potencial de nuestra mente a lo largo de la vida a través de la práctica mejora significativamente la salud tanto física como cognitiva. Los resultados de la investigación científica indican que la práctica de la meditación tiene el potencial de promover la salud mental y el bienestar de la población que envejece. Un estudio reciente, realizado por la Dra. Gaëlle Chételat, investigadora del Inserm (Instituto Nacional de Investigación Sanitaria y Médica), y del que solo tenemos resultados preliminares hasta la fecha, estudia el impacto de la práctica meditativa como prevención de la enfermedad de Alzheimer.
Concretamente, Gaëlle Chételat analiza los cerebros de 259 adultos mayores mediante imágenes médicas3: 67 de ellos nunca han practicado la meditación contra 6 que tienen en su experiencia entre 15.000 y 30.000 horas de meditación sobre la atención, la bondad y otras cualidades. Al observar el volumen de materia gris presente en el cerebro de los pacientes, la mayor cantidad se encontró en los 6 meditadores habituales. Más concretamente, las áreas del cerebro dedicadas a la atención y la regulación de las emociones tienen un metabolismo mucho mejor que las de otros sujetos. Si bien los científicos preferirían no hacer declaraciones demasiado amplias, parece que los cerebros de los meditadores a largo plazo son estructural y metabólicamente de 10 a 15 años más jóvenes que el promedio de personas de la misma edad.
Por tanto, con la meditación se ofrece una forma de actuar contra el envejecimiento celular y prevenir la degradación cognitiva. Así como nutrimos nuestras capacidades físicas a través del ejercicio, la mente debe ser entrenada en cada momento de la existencia cultivando una presencia solidaria y bondadosa en el mundo. La meditación es una práctica que une cuerpo y mente en una disciplina que, si se usa bien, promueve una sensación de plenitud y salud.
1 SINGER W, RICARD M, Cerveau et Méditation, chapitre 1, Ed. Allary, 2017
2 ibid
3 Chételat, G., Mézenge, F., Tomadesso, C., Landeau, B., Arenaza-Urquijo, E., Rauchs, G., André, C., Flores, R. de, Egret, S., Gonneaud, J., Poisnel, G., Chocat, A., Quillard, A., Desgranges, B., Bloch, J.-G., Ricard, M., & Lutz, A. (2017). Reduced age-associated brain changes in expert meditators: A multimodal neuroimaging pilot study. Scientific Reports, 7(1), 10160. https://doi.org/10.1038/s41598-017-07764-x