Muy a menudo, nuestra mente se deja llevar por una multitud de secuencias de pensamiento donde las rumias del pasado se mezclan con proyecciones hacia el futuro. Estamos distraídos, dispersos, confundidos y, como resultado, desconectados de la realidad más inmediata y cercana. Apenas percibimos lo que está sucediendo en este momento: el mundo que nos rodea, nuestras sensaciones, la forma en que nuestros pensamientos se suceden, y sobre todo la conciencia omnipresente que nuestras cogniciones oscurecen. Un estudio de los psicólogos Matthew Killingworth y Daniel Gilbert publicado en Science mostró que el 47% de las veces la mente de las personas no presta atención a lo que están haciendo y que estos momentos de distracción son momentos de menor bienestar, de ahí el título del artículo científico publicado en esta investigación: «Una mente distraída es una mente infeliz». Otro estudio también muestra que una mente distraída tiene menos consideración por los demás. (1)
Nuestros automatismos de pensamiento están así en las antípodas de la presencia atenta. Esto consiste en estar perfectamente despierto a todo lo que surge en y alrededor de nosotros, de un momento a otro, a todo lo que vemos, oímos, sentimos o pensamos. A esto se añade una comprensión de la naturaleza de lo que percibimos, libre de las distorsiones causadas por nuestras atracciones y rechazos. Para el budismo, la atención debe tener también un componente ético que nos permita discernir si es beneficioso o no mantener un estado mental particular y perseguir lo que estamos haciendo en el momento presente. Debe ser consciente de los antídotos apropiados para remediar los estados mentales que causan sufrimiento a uno mismo y a los demás.
El pasado ya no existe, el futuro aún no ha surgido, y el presente, paradójicamente, es a la vez esquivo, ya que nunca se detiene, e inmutable – como escribió un famoso físico, «el presente es lo único que no tiene fin». (2) Cultivar la plena conciencia del momento presente no significa ignorar las lecciones del pasado o hacer planes para el futuro, sino más bien vivir lúcidamente la experiencia presente que las engloba.
Para leer más sobre este tema, puede consultar El arte de la meditación de Matthieu Ricard
Notas
(1) – Killingsworth, M. A., & Gilbert, D. T. (2010). A wandering mind is an unhappy mind. Science, 330(6006), 932–932.
(2) – Jazaieri, H., Lee, I. A., McGonigal, K., Jinpa, T., Doty, J. R., Gross, J. J., & Goldin, P. R. (2016). A wandering mind is a less caring mind: Daily experience sampling during compassion meditation training. The Journal of Positive Psychology, 11(1), 37–50.