El hecho es, es posible realizar un entrenamiento espiritual genuino al dedicar algo de tiempo de cada día a la meditación. Más personas de las que piensen lo hacen, mientras llevan vidas familiares normales y realizan trabajos absorbentes. Los beneficios positivos de una vida así superan por mucho los escasos problemas de organización del horario. De esta manera podemos iniciar una transformación interna que se base en la realidad cotidiana.