Pensamiento de la semana
La soledad del meditador se distingue de la que sufren aquellos que están inmersos en la multitud, en una gran ciudad, por ejemplo. [...] Esta soledad es en verdad una "plenitud". También es la soledad voluntaria del ermitaño que elige por un tiempo el aislamiento que le permite profundizar en su práctica espiritual sin distracciones. Lejos de aislarnos del mundo, se convierte en un poderoso medio para abrirnos a los demás, tomar conciencia de la interdependencia de todas las cosas y generar un amor ilimitado hacia todos los seres.
Matthieu Ricard2021 p. 698