La paciencia verdadera no es un signo de debilidad, sino de coraje. Ciertamente eso no significa dejar que todo ocurra de forma pasiva. La paciencia le da la capacidad de actuar de forma correcta sin estar cegado por el odio y la sed de venganza, que lo priva de toda capacidad de discernimiento. Como dice frecuentemente el Dalai Lama, la verdadera tolerancia no cuestión de decir ¡‟Vengan, háganme daño”! Tampoco es la sumisión o la resignación—la tolerancia está acompañada de fortaleza mental e inteligencia
Las palabras dulces, si se las dice con la intención de decepcionar, parecen amables, aunque en realidad son violentas. Por el contrario, una madre que empuja a su hijo con fuerza para apartarlo de un automóvil que se aproxima a gran velocidad puede parecer violenta pero en realidad salva la vida del hijo. Lo que cuenta es la motivación detrás de las acciones y el resultado final de esas acciones.
La violencia alimenta la violencia, y generalmente tiene efectos desastrosos que se repiten. Por lo tanto, lo mejor es evitarla por todos los medios y resolver el conflicto a través de un hábil diálogo.