No se le rinde homenaje a Dios matando al prójimo, sino amándolo. Aquellos que creen en Dios, podrían preguntarse ¿cómo un Creador que es puro amor podría alegrarse con la tortura o la masacre de sus propios hijos?. ¿Sería posible exigirle a todos los seres humanos que amen a un sólo ser en el mundo, a uno sólo de sus padres o de sus hijos, a una sola flor y a una sola melodía?. Si las religiones se limitaran a respetar la regla de oro: -“No hagas a los demás lo que no quisieras que te hicieran a ti mismo”- la humanidad estaría mucho mejor. Aunque seamos o no creyentes, el primer deber que debemos cumplir es el de ser mejores seres humanos. Esto se realiza con la bondad y no con el odio.
Los autores de los atentados son capaces de manifestar pasión, inteligencia y valentía: pero les faltan los atributos del corazón, es decir, la benevolencia. Generalmente, los seres humanos están inspirados por un ideal. Debemos presentarles un ideal de benevolencia y no de violencia. Por lo tanto, es necesario educar, educar…y dar la oportunidad a los jóvenes de practicar la benevolencia, la ayuda mutua, el servicio a las personas mayores y a otros individuos vulnerables.
Tomando como ejemplo un caso de educación al revés y de condicionamiento negativo –pues eso es lo que genera el proceso de radicalización-, cientos de estudios científicos muestran que la práctica de video juegos violentos (y casi todos lo son) favorece el desarrollo de pensamientos y de comportamientos agresivos, y disminuye los comportamientos prosociales, tanto en los jóvenes, como en los adultos*. Por lo tanto, todo depende de lo que se le ofrece a los jóvenes para llenar sus pensamientos durante todo el día.
Un programa de diez semanas realizado por el “Centro de investigación de la buena salud mental” (Center for Investigating Healthy Minds), fundado por el sicólogo y neurocientífico Richard Davidson en Madison – Wisconsin, lleva de manera muy natural a los niños a practicar actos de bondad, a identificar mejor sus emociones y aquellas de sus compañeros, a cultivar la gratitud y a crear deseos bondadosos para ellos mismos y para los demás. Este programa generó una notoria aumentación de los comportamientos prosociales y una disminución de los problemas emocionales y de los conflictos en los participantes de ésta experiencia, así como la disminución de la discriminación entre los distintos “grupos”.
El odio es injustificable e inaceptable. Tenemos que romper con el ciclo del odio. Gandhi decía “si pagamos ojo por ojo y diente por diente…el mundo pronto será ciego y desdentado”.
Por el contrario, el altruismo va de la mano con la apertura, la tolerancia y el respeto de los demás. El altruismo es fundamentalmente una motivación, una intención, es desear el bien de los demás y buscar una cura al sufrimiento en todas sus formas. Al ser benevolente con los demás, todo el mundo gana. El egoísmo desmesurado y la intolerancia llevan a una situación en la que todo el mundo pierde. En el mundo contemporáneo, que se enfrenta a tantos desafíos, el altruismo constituye más que nunca una necesidad, o incluso una urgencia.
* Anderson, C. A., Shibuya, A., Ihori, N., Swing, E. L., Bushman, B. J., Sakamoto, A., … Saleem, M. (2010). Violent video game effects on aggression, empathy, and prosocial behavior in eastern and western countries: a meta-analytic review (Impacto de los video juegos violentos en la agresividad, la empatía y los comportamientos prosociales en países orientales y occidentales: una revisión meta analítica). Psychological bulletin, 136(2), 151.