Hace poco, visité a un amigo que vive en Franche-Comté y cuyos padres, ahora jubilados, fueron los últimos agricultores independientes de esa región. Ya no quedan más. A medida que viajábamos a través del campo, mi amigo me dijo: ‟En el pasado, durante la temporada de recolección de cerezas, estábamos todos subidos a los árboles dándonos el festín. Ahora, las cerezas quedan todas en las ramas. Hoy los niños ya no se trepan a los árboles.” Están todo el tiempo en frente de una computadora.
Un estudio demostró que los niños juegan diez veces menos en espacios públicos que hace treinta años. Su contacto con la naturaleza, a menudo, es solo un papel tapiz de escritorio; y los juegos son cada vez más solitarios, los niños están acompañados por una violencia virtual, se encuentran despojados de belleza, asombro y espíritu de amistad, y valor por los placeres simples.
Así que tal vez, sea hora de trepar árboles de nuevo