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Las virtudes de la humildad – 2

Una persona humilde no tiene nada qué perder o qué ganar. Si le alaban, piensa que es por lo que es capaz de lograr, no por sí misma como persona. Si le critican, piensa que exponer sus faltas es la mejor ayuda que alguien puede hacerle. ‟Pocos son lo suficientemente sabios para preferir la censura, que es útil, a la alabanza, que es traicionera”, escribió La Rochefoucauld, como si hiciera eco a los sabios tibetanos que nos recuerdan que ‟la mejor enseñanza es aquella que revela nuestras fallas ocultas”. Libre de esperanza y de temor, la persona humilde se mantiene despreocupada y sin afectaciones. Paradójicamente, la humildad también favorece la fortaleza del carácter: la persona humilde toma decisiones de acuerdo con lo que piensa que es justo y se apega a ellas, sin preocuparse de su imagen o de lo que la gente dirá de ella.

La humildad es una cualidad que se encuentra invariablemente en la persona sabia que ha adquirido muchas cualidades, es decir, es cuando el árbol está tan cargado de frutos que las ramas se doblan hacia el suelo, mientras que la persona orgullosa es como el árbol cuyas ramas desnudas apuntan hacia el cielo. Al viajar junto a Su Santidad el Dalai Lama, a menudo noté la gran humildad cargada de bondad de tan venerable hombre. Él siempre está atento a las personas de medios modestos y nunca adopta actitudes de una persona importante. Un día, después de saludar a François Mitterand, quien lo acababa de acompañar a las puertas del Palacio del Elíseo, el Dalai Lama, antes de entrar al automóvil, se dirigió a estrechar la mano de uno de los guardias que estaba a un lado ante la mirada atónita del Presidente de la República.

La humildad es un componente del altruismo, ya que a la persona humilde le preocupan las demás personas en forma natural y está atenta a su bienestar. Los estudios de psicología social, por otra parte, han demostrado que aquellos que se sobreestiman a sí mismos muestran tendencias a la agresión superiores al promedio.* También se ha destacado un vínculo entre la humildad y la capacidad de perdonar, donde las personas que se creen superiores juzgan las fallas de otros más duramente y las consideran como menos dignas de perdón.**

* Bushman, B. J., & Baumeister, R. F. (1998). El egocentrismo amenazado, el narcisismo, la autoestima y la agresión directa y desplazada: ¿Es el amor a uno mismo o el odio hacia uno mismo lo que lleva a la violencia? Diario de la personalidad y de la psicología social (Journal of personality and social psychology), 75, 219—229.

** Exline J. J. & Baumeister, R. F. (2000). Case Western Reserve University. Datos no publicados citados por J. P. Tangney, Humildad, en Manual de psicología positiva (Handbook of Positive Psychology) (2002).