Mientras que la COP 21 se realiza en Paris, los eventos trágicos que ocurrieron en la capital francesa nos deben incitar ahora más que nunca a manifestar una mayor consideración hacia los demás, a demostrar solidaridad y en lo que concierne al medio ambiente, a incluir a las generaciones futuras en el ámbito de nuestra compasión.
Muchas veces se ha dicho que los políticos piensan en las próximas elecciones mientras que los hombres de Estado piensan en las próximas generaciones. Es hora de que los políticos se comporten como hombres de Estado responsables. De lo contrario, serán maldecidos por las generaciones futuras que dirán: “Ustedes los sabían y sin embargo, no hicieron nada al respecto”.
La cuestión ambiental es compleja tanto en el ámbito científico, como en el económico y en el político. Pero definitivamente, se trata de una oposición entre el altruismo y el egoísmo. Si no nos preocupamos por el destino de las generaciones futuras y de los millones de especies que son nuestros conciudadanos en este mundo, no tenemos ninguna razón para preocuparnos por el medio ambiente. Pero eso no puede ser así. No tenemos el derecho de poner en peligro el futuro de los cientos de miles de seres humanos que nacerán después de nosotros, ni de provocar la sexta extinción más grande de especies vivientes en el planeta desde la aparición de la vida en la Tierra.
Es fácil decir que el problema es grave pero que aún no es demasiado tarde para hacer algo. Probablemente, cuando ya se tiene un pie sobre el precipicio aún no es demasiado tarde, pero podría serlo pronto.
Es posible admitir que la mayoría de los seres humanos son personas de buena voluntad y que aspiran a construir un mundo mejor. Esto puede conseguirse gracias al altruismo. Si sentimos mayor consideración hacia los demás, construiremos una economía solidaria, promoveremos la armonía en la sociedad y encontraremos remedio a la desigualdad. Haremos todo lo que sea necesario para no sobrepasar los límites del planeta, en el cual la humanidad y el resto de la biosfera podrían continuar a prosperar si no estropeamos el sistema.
Somos fundamentalmente interdependientes y por lo tanto todos estamos en el mismo barco. Por ellos es importante que aumentemos nuestro nivel de cooperación y de solidaridad.
La asociación Karuna-Shechen se esfuerza para realizar proyectos eficaces, útiles y bien enfocados, en el ámbito de la educación, de la salud, de los servicios sociales y de la preservación del medio ambiente. Estos proyectos responden a las necesidades de las poblaciones que lo necesitan en el Tíbet, Nepal y el norte de la India.
Los glaciares del Himalaya, del Tíbet, de Nepal, de Bután y de la India constituyen el tercer polo de nuestro planeta enfermo. El problema es que dicho polo se derrite tres o cuatro veces más rápido que los polos norte y sur. El número de glaciares de diversos tamaños situados en la meseta del Tíbet se estima a 40000 y todos se derriten rápidamente. Al recalentamiento general que afecta al planeta entero se suma el fenómeno de la polución, la cual se acumula sobre la nieve, oscureciendo el color de los glaciales y provocando que estos absorban una mayor cantidad de luz lo cual acelera el proceso de derretimiento.
Actualmente, un total de 400 lagos y glaciares en Nepal y en Bután presentan el riesgo de rompimiento de sus digas naturales, lo cual podría provocar la inundación de las regiones pobladas de los valles situados en la parte baja. Cuando dichas inundaciones se terminen y la superficie de los glaciares haya disminuido, llegará la sequía debido a que los torrentes y los ríos dejarán de ser alimentados por la nieve derretida. Lo cual nos lleva entonces a comprender que las cuestiones ambientales y los cambios climáticos nos conciernen a todos en gran medida.
El 47% de la población mundial, en China, en india y en otros países depende de la cuenca hidrogeográfica delimitada por la meseta del Tíbet (ríos Indo, Brahmaputra, Yangtsé, Amarillo, Saluén, Mekong), la cual garantiza el suministro de agua, la producción agrícola y por lo tanto la supervivencia de dicha población. Las consecuencias de la sequía de esos grandes ríos serán desastrosas.
Desde nuestra modesta posición, Karuna-Shechen se esfuerza particularmente para suministrar electricidad solar a los pueblos remotos, y para promover la agro-ecología y la producción de alimentos orgánicos que son más sostenibles para el medio ambiente local. También implementamos programas de colecta del agua de lluvia para evitar la explotación de las capas freáticas, lo cual implica la excavación de hoyos profundos que terminan provocando la sequía de los pozos y de las fuentes naturales, como sucede cada vez más en Nepal desde hace algunos años. De la misma manera, hemos construido un cierto número de escuelas para aproximadamente 12000 niños, utilizando el bambú en lugar de otros materiales que implican un consumo de energía elevado. En las provincias de Bihar y de Jarkhang en India, hemos creado 6000 huertas, en las cuales los agricultores cultivan una gran variedad de frutas y verduras para satisfacer sus necesidades y así compensar el aumento de los monocultivos que empobrecen la calidad de los suelos y reducen considerablemente la biodiversidad.
Todo esto no es más que una gota en medio del océano, pero si todos hacemos esfuerzos hacia la dirección adecuada, seremos efectivamente capaces de construir un mundo mejor.
Para mayor información sobre las actividades humanitarias de Matthieu Ricard visite: http://www.matthieuricard.org/es/humanitario