Excerpts from Matthieu Ricard’s preface to Didier Ruef’s ‟Reciclaje”
Como Didier Ruef escribió, ‟A pesar de que la reutilización y recuperación de desechos es parte de la vida diaria en los países desarrollados, nuestra sociedad de consumo ha convertido los desechos en basura al quitarle su valor económico.”
He presenciado esta transformación en un país en el que hace 25 años nunca se hubiera visto una botella de Coca-Cola. Cuando las primeras botellas de plástico aparecieron en el este del Tíbet, no se pensó en deshacerse de ellas. Una vez que la bebida se tomaba, el ligero envase hermético se guardaba cuidadosamente. Las botellas, enteras o con la parte superior cortada, se usaban como taza, envase para la leche, frasco de mantequilla, un recipiente para almacenar pequeños objetos, floreros para ofrecer en el altar a Buda o para proteger objetos del mal tiempo, etc. Si por casualidad algunos viajeros sin conciencia ecológica tiraban botellas de plástico vacías al lado de la carretera, los niños nómadas se apresuraban a recoger el preciado tesoro.
Veinticinco años más tarde, las botellas de plástico son comunes y no tienen ningún valor en el Tíbet. Están dispersas en medio de campos de flores silvestres. Los tibetanos ya no le conceden ningún valor y todavía no han entendido que no están hechas de tela, cuero, madera o cualquier otro material natural que desaparezca al ser tirado, los animales se coman, la lluvia disuelva o se desintegre con el tiempo.
Sin embargo, en uno de los valles en los que la asociación con la que colaboro ayudó a construir una clínica y financia las actividades de una escuela, un hombre respetado, especialista en medicina tradicional además de escritor y artista, ha explicado durante el último año a los granjeros y nómadas que esta basura continuará ensuciando los campos y ríos durante un siglo, perturbando la geografía sagrada y dañando la salud de los seres vivos. Colocó contenedores casi por todos los sitios para recoger la basura que antes simplemente se abandonaba. Un año después, este valle estaba tan limpio como un parque en Suiza.
Utensilios que al principio nos ayudaron a sobrevivir, pero que debido a su desarrollo desenfrenado y los residuos que producen ahora amenazan nuestra supervivencia. Hemos pasado de un mundo en el que se produce para satisfacer las necesidades genuinas de la sociedad, a uno en el que se esfuerzan por crear necesidades artificiales. De este modo nació la sociedad de consumo de hoy.
Como Didier Ruef menciona: «es el momento de cambiar nuestro comportamiento y la manera social en la que funcionamos.
(continuará)