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La historia de Stan Brock: parte Indiana Jones, parte Gandhi

Stan Brock, de origen británico y fundador de RAM (Remote Area Medical Foundation), trabajó en la sabana de Guayana como vaquero en una de las haciendas más grandes del mundo. Creció con los wapishana y otras tribus que habitan en el linde de la selva tropical amazónica. Dominó sus idiomas, se convirtió en un experto acerca de las selvas tropicales y de sus habitantes e incluso descubrió una nueva especie de murciélago.

Stan fue testigo de la casi devastación de tribus enteras debido a la falta de acceso a los cuidados médicos más básicos. En 1953, Stan casi muere cuando un caballo lo pateo en la cabeza; el médico más cercano estaba a 26 días de distancia a pie. «Sobreviví a la malaria, a la fiebre y a la leishmaniasis sin ayuda de un médico, pero he tenido que enterrar a varias personas que no tuvieron tanta suerte como yo.» Se prometió traer instalaciones médicas adecuadas a ésta y otras áreas remotas. Obtuvo una licencia de piloto y un pequeño avión y comenzó a traer asistencia médica a la gente e incluso a los animales de esta aislada región.

Los productores de «Wild Kingdom», un exitoso programa de televisión estadounidense, quedaron impactados cuando lo vieron luchar con una anaconda frente a las cámaras.(1) Pronto se hizo conocido como el hombre que podía pelear contra serpientes gigantes en los abrevaderos amazónicos y enfrentar a leones rugientes en las planicies africanas. Pero la fama no era lo que buscaba: «Decidí: basta de tonterías, ha llegado el momento de hacer algo que valga la pena.»

De este modo, Stan vendió todo lo que poseía y creó RAM, una institución benéfica que provee tratamiento médico gratuito en las selvas de Guayana y en otros lugares remotos.

En 1992, RAM se expandió para proporcionar atención médica a innumerables estadounidenses desfavorecidos que simplemente no podían permitírsela. «Es muy triste que el estado de las cosas requiera que prestemos este tipo de atención en el país más rico del mundo.» RAM se convirtió en la única organización benéfica no gubernamental en los Estados Unidos que ofrece atención dental, oftalmológica y médica gratuita sin ningún tipo de restricciones o preguntas. También ofrecen atención veterinaria para animales acompañantes.

RAM ha proporcionado hasta ahora atención médica a más de medio millón de pacientes en los Estados Unidos a través de enormes clínicas móviles atendidas por un ejercito de voluntarios que viaja con camiones, equipos, sillas de dentista y suministros médicos. De la noche a la mañana levantan sus instalaciones en terrenos desocupados, almacenes o en cualquier lugar donde encuentren el espacio necesario. A las 5:30 de la mañana, las puertas se abren a miles de pacientes que han hecho cola durante la noche.

Después de seis años de lucha contra el cáncer y una enfermedad degenerativa del sistema oseo, Teresa Casey, de 48 años, no tenía los cientos de dólares necesarios para comprar una dentadura postiza. «Me gastaría todos mis ingresos», dijo. Fue una de las afortunadas receptoras de los servicios de RAM. La cobertura de salud en los Estados Unidos forma un complejo laberinto muy difícil de sortear. Como consecuencia, hay millones de estadounidenses que aunque trabajan no pueden afrontar el costo de su atención médica.(2)

Cientos de voluntarios cubren sus propios gastos y suplen suministros con su propio equipo a favor de proporcionar asistencia gratuita para aquellos que la necesitan. Como dice Stan, «funcionamos por completo a base de la generosidad del pueblo estadounidense. Me gustaría decir que tenemos un gran apoyo corporativo en Estados Unidos, pero no es así. Recibimos pequeños cheques de gente que aporta entre 5 y 10 U$s.

A lo largo de los años, más de 70,000 personas han donado su tiempo y su experiencia a la fundación de Stan. Muchos son médicos y enfermeras a tiempo completo que trabajan en sus propios consultorios u hospitales y se ofrecen como voluntarios los fines de semana. RAM opera cerca de 25 clínicas por año que atienden a cientos de pacientes cada vez.

Stan Brock no tiene casa ni salario; no tiene ni cuenta bancaria ni posesiones. Duerme en el suelo de su oficina, trabaja 365 días al año y se alimenta con arroz, legumbres y fruta. Alegremente admite que ha hecho voto de pobreza como parte de su filantropía. «Supongo que soy un gerente indigente común y corriente», afirma riéndose. También es humilde, y deriva rápidamente los elogios a los voluntarios que han contribuido a lo largo de los años. «Son ellos quienes hacen que estos pacientes se libren del dolor o puedan funcionar mejor», dice. «Los héroes son ellos. Todo lo que hago yo es presentarme y transportar parte del equipaje.»

Parte Indiana Jones, parte Gandhi, parece incapaz de perder el tiempo. Ha menudo pilotea los pequeños aviones que llevan profesionales médicos y suministros a las tribus indígenas de Guayana, y el veterano avión de carga de la Segunda Guerra Mundial repleto de sillas de dentista para una clínica en las colinas de Tennessee. La flota donada dispone de un total de cinco aeronaves.

A los 77 años de edad, Stan conduce estas misiones con el mismo vigor que siempre ha tenido. Está en todo: hace preguntas, controla procedimientos, delega tareas y se mueve con decisión. «Ésto es lo que hago. Es mi pasión. Es lo más importante para mí.»

(1) http://www.youtube.com/watch?v=T8s_g2v9M1

(2) Véase Guy Adams, «La cruda verdad acerca del sistema de salud estadounidense», The Independent, 15 de agosto de 2009. Allie Torgan, «Ex-vaquero vuela con atención médica gratuita para gente necesitada», CNN Heroes, 6 de abril de 2012.  Ariel Leve, «San Stan Brock: ¿dónde estás?» London Times Online, 5 de abril de 2009. 

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