Al final de la semana pasada se publicó en francés Plaidoyer pour l’altruisme (En defensa del altruismo), un libro de 920 páginas en el que he estado trabajando intensamente en los últimos cinco años (la publicación de la edición en inglés está prevista para enero de 2015).
La cooperación, escribió Martin Nowak, es «el arquitecto de la creatividad a través de la evolución, desde criaturas unicelulares a multicelulares, de los hormigueros a las aldeas y de estas a las ciudades. Sin cooperación no puede haber ni construcción ni complejidad en la evolución”(1).
Hoy en día parece que tenemos que avanzar al siguiente nivel de cooperación para lidiar con los muchos desafíos que debemos enfrentar en esta época. Cada uno de estos desafíos tiene su tiempo y prioridad. Una dificultad importante consiste en reconciliar diferentes escalas temporadas y tres tipos distintos de preocupaciones: la economía a corto plazo, la satisfacción vital a medio plazo y el medio ambiente a largo plazo.
La economía y las finanzas están evolucionando a un ritmo cada vez más rápido. La satisfacción con la vida se mide en la escala de un proyecto de vida, una carrera, una familia, una generación y una vida. La evolución del medio ambiente solía medirse en términos de milenios y eras, pero el ritmo de los cambios medioambientales se ha acelerado considerablemente”.
Sin embargo no deberíamos abandonar la idea de reconciliar estas tres escalas temporales. El altruismo es un hilo vital que puede unirlos a todos y armonizar sus requerimientos. El altruismo no es solo un ideal noble algo ingenuo; hoy, más que nunca, es una necesidad».
Si tenemos más consideración por los demás, si no nos dejamos llevar por especulaciones salvajes y egoístas con los ahorros de quienes han depositado su confianza en nosotros.
Si tenemos más consideración por los demás, cuidaremos la calidad de vida de aquellos que nos rodean, nos aseguraremos de que su situación mejore”.
Por último, si tenemos más consideración por las generaciones futuras, no sacrificaremos ciegamente el mundo que les entregamos a ellos en favor de nuestros deseos a corto plazo.
El altruismo es por tanto la clave para nuestra supervivencia y el factor determinante de la calidad de nuestra existencia actual y futura. Debemos tener la visión para reconocer esto y la audacia para decirlo.
En su esencia, el altruismo es un estado mental benevolente que consiste en preocuparse por el destino de todos los que nos rodean, y desear que les vaya bien, fortalecido por nuestra determinación de actuar en su beneficio. Valorar a otros es el estado mental más fundamental que lleva al altruismo. Si es nuestro «modo por defecto», se expresa como benevolencia hacia cualquiera que entre en el campo de nuestra atención y se traduce en buena voluntad, preparación y disposición a preocuparse. Tal como lo demuestra el psicólogo Daniel Batson, cuando existe una necesidad que es percibida en otros, desarrollamos rápidamente una preocupación empática, que trae consigo el ansia por satisfacer dicha necesidad. Si la necesidad se relaciona con un deseo de felicidad, el valorar a otros y la benevolencia promoverá la realización de esa aspiración. Cuando la necesidad está relacionada con el sufrimiento, valorar a otros y la compasión nos inducirá a remediar el sufrimiento y sus causas.
A nivel individual, la colaboración entre neurocientíficos y monjes contemplativos ha demostrado que el altruismo y la compasión son habilidades que pueden cultivarse mediante la formación. Estos estudios también han distinguido las diferencias entre empatía (la facultad de entender los sentimientos de otros), amabilidad afectuosa (el deseo de que otros sean felices) y la compasión (el deseo de que estén libres de sufrimiento).
A nivel de la sociedad, la investigación en el campo de la evolución cultural también ha demostrado que los valores culturales humanos pueden cambiar más rápidamente que nuestros genes, y producir transformaciones importantes en las sociedades.
/>¿Cómo podemos generar un cambio hacia una cultura compasiva más altruista? Primero que nada todos tenemos que reconocer la importancia del altruismo. Después necesitamos cultivarla a nivel individual y, desde ahí, producir los cambios culturales. Las culturas y los individuos pueden moldearse mutualmente, al igual que dos hojas de cuchillo pueden usarse para afilarse entre sí.
Ricard, M. (2013). Plaidoyer pour l’altruisme. Nil Editions.
(1) Nowak, M., & Highfield, R. (2011). SuperCooperators (Reprint.). Free Press