Una segunda ilusión relativa a la búsqueda de la felicidad es la promoción del individualismo exacerbado y de una autoestima excesiva, fenómeno de moda, pero todos los estudios han confirmado que es contraproducente cuando no sirve solamente para darse confianza uno mismo, lo que es una cosa excelente, sino para fabricar una imagen deformada de sí mismo. Ilios lo muestra bien en su obra, haciéndose eco del psicólogo Roy Baumeister, autor de la síntesis más completa de investigaciones que se sustentan sobre la autoestima, que concluye: «Es muy dudoso que algunos beneficios mínimos justifiquen todos los esfuerzos y los empeños que los colegios, los padres y los terapeutas han invertido en la promoción de la autoestima».* Sugiere más bien concentrarse en el autodominio. Las investigaciones muestran en efecto que los estudiantes que tienen un mejor control de ellos mismos tienen mayores oportunidades de terminar sus estudios y menos riesgos en lo referente al abuso del alcohol y de las drogas o en el caso de las chicas, a los embarazos adolescentes.
Una autoestima «buena» y sana es realmente indispensable para desarrollarse en la existencia, la denigración enfermiza de sí mismo puede entrañar problemas psicológicos graves y grandes sufrimientos. Una autoestima sana facilita la resiliencia y nos permite conservar nuestra fuerza interior y nuestra serenidad frente a los eventos adversos de la vida. Permite igualmente reconocer y tolerar nuestras imperfecciones y limitaciones sin sentirse por ello disminuido. Por el contrario, una autoestima construida sobre un ego ampuloso no puede procurar más que una confianza artificial y frágil.
Las investigaciones de Kristin Neff ** y de Paul Gilbert, de las que Ilios hace mención, han puesto en evidencia claramente las diferencias entre autoestima y autocompasión. A diferencia de la autoestima, el aumento de la compasión de sí mismo no se acompaña de un aumento del narcisismo, sino de una aceptación serena de nuestras propias debilidades y fallos, aceptación que nos preserva de la tentación de reprocharnos lo que somos, sin ser por eso sinónimo de resignación.
Esta autocompasión puede luego servir de fundación y de catalizador para extender esta compasión a todos los que sufren. Como escribe Christophe André: «¿Por qué añadir uno mismo sufrimientos a los que ya nos trae la vida? La compasión, es querer el bien de todos los humanos, uno mismo incluido» ***
* Baumeister, R. (2005), The Lowdown on high self-esteem. Thinking you’re hot stuff isn’t the promised cure-all (La realidad sobre la alta autoestima. Pensar que eres lo más no es la panacea prometida). Los Angeles Time, 25 de enero de 2005.
** Neff, K. (2013). S’aimer?: Comment se réconcilier avec soi-même (¿Quererse? Cómo reconciliarse con uno mismo). Belfond.
*** André, C. (2009), Les États d’âme (Los estados del alma). Odile Jacob, p. 353.
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Ilios Kotsou (2014). Éloge de la lucidité (Elogio de la lucidez). Robert Laffont.