A pesar de la enorme cobertura que los medios de comunicación proporcionan en relación a los actos terroristas, según la base de datos más extensa el número de muertes relacionadas con el terrorismo es muy pequeño en comparación con otras causas de muerte violenta. De acuerdo con la base de datos del terrorismo mundial, desde el ataque de septiembre de 2011, el terrorismo ha sido la causa de muerte de 30 ciudadanos americanos, lo que supone 3 al año en comparación con 18.000 homicidios y 40.000 muertes en accidentes de carretera.
Como señaló el político y científico John Mueller, un americano normal tiene más posibilidades de morir por un rayo, una alergia a los cacahuetes, picaduras de avispa o la excitación que como consecuencia de un acto terrorista.
Los expertos han demostrado que el miedo al terrorismo ha causado seis veces más muertes en los Estados Unidos que el propio terrorismo. Se estima que 1.500 americanos murieron en la carretera por miedo a coger un avión que pudiera ser secuestrado o atacado, sin darse cuenta de que la posibilidad de morir en un accidente de avión durante un vuelo de 4000kms es igual que el riesgo incurrido en un desplazamiento de 20kms en coche.
Esta paranoia del terrorismo es tan tragicómica que se refleja en los resultados de un cuestionario realizado a usuarios de transporte aéreo, que desvela que el 14% de los encuestados declaró que comprarían un seguro cubriendo actos terroristas cuando sólo un 10% de los seguro lo incluye.
John Mueller and Mark Stewart creen que el gasto del gobierno americano de 1 billón de USD para la prevención del terrorismo, incluyendo los ataques que fueron frustrados, pueden haber salvado las vidas de 2.300 personas de acuerdo con las estimaciones de estos expertos, lo que significa un gasto de 400 USD por cada persona. El valor de la vida humana no tiene precio, pero los mismos recursos financieros podrían haber salvado las vidas de varios millones de personas en otros ámbitos de intervención (salud, erradicación de la pobreza, etc.)