Del 20 al 23 de noviembre, en Nueva Delhi, India, se celebró la XXIII Reunión del Instituto de la Mente y la Vida. El evento congregó una serie de monjes contemplativos de las antiguas tradiciones indias (hinduismo, jainismo y budismo) con científicos indios y occidentales, en presencia de Su Santidad el Dalai Lama, que durante mucho tiempo había deseado que una reunión como esta tuviera lugar en la «tierra madre» de India.
A continuación, les ofrecemos una transcripción del discurso inaugural superficialmente editado que Su Santidad dio en la conferencia principal del 21 de noviembre de 2010.
Hermanos y hermanas:
Como ya han destacado los anteriores conferenciantes, me gustaría decirles que, desde el comienzo, por propia curiosidad he deseado entablar un diálogo con los científicos. Desde mi niñez me ha interesado la ciencia moderna. Entre 1954 y 1955, me reuní en Pekín con el Presidente Mao, quien me dijo:
‟Su manera de pensar es muy científica”.
Hace unos 40 años, cuando comencé a pensar seriamente en entablar una conversación con científicos, una de mis amigas estadounidenses, una mujer budista, me dijo:
‟Cuidado: la ciencia es la asesina de la religión, de modo que deberías tener mucha cautela.”
Esto me hizo pensar: «Mmm… en la tradición oriental, la tradición india y la tradición budista de India, en particular aquella de la Universidad de Nalanda, todos los grandes filósofos y los maestros budistas, tal como Nagarjuna, Aryadeva, Dignaga, Bhavaviveka y Chandrakirti, hicieron hincapié en la investigación. Eran como «catedráticos» de Nalanda. Según las propias recomendaciones de Buda, investigaron las palabras de Buda para diferenciar lo que es aceptable de lo no es aceptable. El criterio último era, de este modo, el del razonamiento.
Esto significa que los grandes maestros indios no aceptaron la palabra de Buda sin más: recurrieron al razonamiento y la investigación para examinar el contenido del texto. Este proceso se fundamenta en una cita de Buda: «Mis seguidores no deberían aceptar mis enseñanzas en base a la fe o la devoción, sino más bien en base a la investigación del asunto, confirmando su significado y luego poniéndolo en práctica. Por consiguiente, el proceso es muy científico, escéptico y de miras amplias.
Una vez que descubrimos la verdadera naturaleza de algo, el próximo paso es pensar sobre el beneficio de un descubrimiento de este tipo. Esto me llevó a pensar que el proceso de investigación de los científicos es similar al enfoque de investigación oriental. Luego pensé: «la ciencia no supone un peligro tan grande (risas)». Los catedráticos de Nalanda eran como científicos. Al principio, en el diálogo participamos yo, mi intérprete Thubten Jinpa, y unos amigos.
Recuerdo que en una ocasión, en Newport Beach, en California, había una filósofa científica famosa en todo el mundo quien, al comienzo de nuestra reunión, consideró que no tenía ningún sentido que budistas y científicos se sentaran a hablar. Pensó que la reunión iba a ser inútil y aburrida, y lo demostró con sus gestos. Sin embargo, una vez que comenzamos la conversación, me dijo:
‟La tradición budista es bastante extraña; no tiene un dios, un creador ni la idea de permanencia”.
Efectivamente, los budistas adoptan la visión de «anatman» [la inexistencia de una entidad del yo]. Posteriormente, se mostró muy interesada y durante los descansos, me hacía muchas preguntas.
Al comienzo, me motivó en especial la curiosidad.
En las primeras reuniones de Mente y Vida, cuando sugerí a nuestras instituciones monásticas en India que sería valioso aprender sobre las ciencias modernas, no les pareció una muy buena idea, en especial a las generaciones más viejas de eruditos. De modo que tuve que ofrecerles una explicación más en detalle. Después de varios años, un buen número de estudiantes se han interesado y han participado en el Programa Ciencias para Monjes con la colaboración especial de la Universidad de Emory. Actualmente contamos con numerosos manuales científicos traducidos al tibetano, que se encuentran distribuidos en nuestras instituciones monásticas.
En las universidades monásticas, se estudia el pensamiento no budista antiguo, principalmente el hindú. Pero yo siempre les he dicho a los monjes superiores: «Cuando estábamos en el Tíbet y estudiábamos esos textos, no interactuábamos directamente con los filósofos no budistas, sino que solo aprendíamos sus textos antiguos y escribíamos argumentos contrarios a esos textos. Pero ahora nos encontramos en India, donde existen representantes vivos de esas tradiciones, que las han estudiado a fondo y las han practicado. Ustedes deberían ir y recibir enseñanzas de estas personas. En lugar de estudiar algunas filosofías que en la actualidad están hasta cierto punto extinguidas, es de suma importancia aprender tradiciones vivas, como el cristianismo, el islam y la filosofía moderna, así como las obras de filósofos occidentales antiguos como Platón y Aristóteles.
(to be continued)