Al principio, solo había una carpa, la pequeña carpa negra de pelo de yak de Patrul.
Con el tiempo, la gente vino y montó sus propias carpas. Poco a poco, el campamento creció, de muy pocas tiendas a muchas. En su apogeo, había cientos de tiendas negras de pelo de yak y tiendas blancas de algodón juntas al estilo de los nómadas, que albergaban a miles de devotos practicantes del dharma que habían venido a escuchar a Patrul enseñar. Este campamento de practicantes era conocido como Patrul Gar.
Patrul enseñó a todos los que él llamaba las Tres Oportunidades, una práctica para refinar las intenciones propias.
La primera oportunidad ocurre cuando te despiertas por la mañana; no te incorpores muy de prisa, como lo hace una vaca o una oveja en un corral, sino tómate un momento mientras estás en la cama para relajar tu mente. Mira hacia tu interior, y comprueba tu intención.
La segunda oportunidad en Patrul Gar ocurre en el camino hacia las enseñanzas. La gente tiene que pasar a través de un estrecho pasillo para pasar una estupa camino de la tienda donde ocurren las enseñanzas. El momento de exprimir el pasado debe usarse como un recordatorio para cultivar la bodichita y el deseo de beneficiar a los demás evitando malas acciones y realizando buenas acciones.
La tercera oportunidad ocurre durante las enseñanzas, otra oportunidad para conocer los objetivos de uno mismo y establecer una intención:
En cada instante, pon tu corazón de nuevo en ello.
En cada momento, recuérdate a ti mismo otra vez.
Cada segundo, revísate a ti mismo de nuevo.
Noche y día, haz tu resolución de nuevo.
Por la mañana, comprométete de nuevo.
En cada sesión de meditación, examina la mente minuciosamente.
Nunca te apartes del dharma, ni siquiera accidentalmente.
Continuamente, no lo olvides.
Cuando la gente que se quedaba en Patrul Gar no entendía el tema, Patrul los animaba a marchar del lugar.
«Me estás decepcionando y yo te estoy decepcionando a ti; ¡no tiene sentido!» diría Patrul. «¡Ves y haz algo útil con tu vida! Ves a casa, empieza nuevos negocios, ¡ten niños! ¿De qué sirve no ser un practicante y no ser una persona en el mundo? ¡Ve a ser una persona en el mundo, solo recuerda tener un buen corazón!»