Hace poco, mientras preparaba la reunión del «Mind and Life Institute» que se celebrará el próximo abril (www.compassionineconomics.org), tuve la oportunidad de hablar con algunos de los participantes de esta conferencia, entre ellos Ernst Fehr, el reconocido economista suizo. Para los economistas clásicos, «el primer principio de la Economía es que cada agente es motivado únicamente por el interés propio» (Francis Edgeworth, según cita de Amartya Sen). Sin embargo, Ernst Fehr sostiene que no se puede ignorar el hecho de que muchas personas actúan de manera verdaderamente altruista. En vista de ello, ¿cómo se podría lograr que el altruismo tenga una mayor influencia en nuestras sociedades?
Las investigaciones de Ernst Fehr señalan que si ponemos a un grupo de personas en una situación donde la confianza mutua juega un papel importante (como por ejemplo en un juego cooperativo asociado a resultados financieros sólidos), aproximadamente un 80% de los participantes comienza a colaborar de manera leal. No obstante, dentro de un grupo siempre hay unos pocos egoístas empedernidos. Como estos últimos sacan provecho de todas las oportunidades que se presentan en detrimento de los demás participantes, los altruistas finalmente se cansan y la tasa de cooperación desciende al 10%.
Así y todo, si los altruistas están dispuestos a establecer un sistema de «castigo altruista» (en referencia a la expresión de Ernst Fehr) en el que las transgresiones de los egoístas se penalizan, aunque sea a costa de los altruistas, la tasa de cooperación aumenta de 80% a casi 100%.
En la primera situación, la dinámica del grupo es desviada por los beneficios a corto plazo pretendidos por los egoístas, como sucedió durante la última crisis financiera, por ejemplo. En la segunda situación, a pesar de que los altruistas no pueden cambiar a los egoístas (algo que desgraciadamente continúa siendo un cometido utópico), pueden establecer un sistema en el que los egoístas se benefician al comportarse como si fueran altruistas.
Por lo tanto, la lección es que se requieren altruistas con lucidez que establezcan las reglas.