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De los cazadores y recolectores a la sociedad moderna y el lugar de trabajo: algunas reflexiones del respetado psicólogo Mihaly Csíkszentmihályi

Recientemente, durante la conferencia ‟La felicidad y sus causas” en Australia, tuve la oportunidad de pasar unos días con el respetado psicólogo Mihaly Csíkszentmihályi. Mihaly es mejor conocido como el arquitecto de la noción de flujo y por sus años de investigación y escritos sobre el tema. Tomé algunas notas durante un taller con él sobre ‟¿Qué constituye una vida que valga la pena vivir?” Él hizo comparaciones muy interesantes entre nuestra sociedad moderna y la cultura tradicional de cazadores y recolectores.

En estos días, mucha gente se queja de los problemas que encuentran en su lugar de trabajo. Entre las causas de sufrimiento que experimentan, se encuentran el ‟tener muy poco control sobre sus actividades”, ‟conflictos de valores”, ‟frustración”, ‟dudas de sí mismos”, ‟enojo” y sufrimiento por los ‟límites inciertos”. Estos conflictos internos pueden llevar al agotamiento profesional.

Csíkszentmihályi señaló que todos estos problemas parecen ser específicamente relevantes en el ambiente de trabajo moderno.

En las comunidades de cazadores y recolectores, la gente controlaba la mayor parte de sus actividades: ellos decidían cuándo y durante cuánto tiempo estarían cazando o recolectando alimentos, cuándo descansar y jugar, etc. Prácticamente no había oportunidades para los conflictos de valores, ya que las tribus estaban formadas por una cantidad limitada de personas cuyos valores eran casi idénticos.

Parte del sentimiento de frustración y dudas sobre uno mismo pueden ocurrir cuando alguien no tenía mucho éxito en su cacería, pero esto no era un gran problema, ya que aquellos que no eran tan buenos cazadores participaban naturalmente en otras tareas, como la preparación de flechas y otras actividades útiles, y no por eso recibían el desprecio de los demás, ni quedaban aislados.

Asimismo, había muy poca envidia, ya que las sociedades cazadoras y recolectoras eran extremadamente igualitarias y se basaban en compartir. Una de las razones que la gente tenía para compartir todo y no poseer nada superfluo era que nadie quería llevar carga adicional de provisiones al próximo campamento.

Los límites estaban claramente definidos y la gente estaba bien consciente de las normas sociales predominantes. ‟Ethos”, en Grecia, significaba aceptar las reglas y costumbres de la aldea. El enojo se controlaba mucho mejor, ya que la gente tenía armas: enojarse demasiado era claramente peligroso.

En las culturas agrícolas, donde la mayoría de las personas carecían de armas, el autocontrol era mucho menos necesario, ya que el riesgo de un enfrentamiento fatal era mucho menor. Por el contrario, cuando se estableció una sociedad jerárquica, donde solo unos cuantos estaban a la cabeza, el enojo y la frustración se volvieron comunes entre aquellos que no lo estaban. Con respecto a la envidia, el surgimiento de sociedades jerárquicas, que ocurrió con el inicio de la agricultura y la acumulación de propiedades, ha generado muchas frustraciones, ya que no todos pueden estar en la cima de la pirámide de una sociedad desigual.

La felicidad en Sydney y sus causas (Sydney Happiness And Its Causes) 44