Cada vez estoy más convencido de que el altruismo no es un lujo. No se trata simplemente de un sentimiento noble que aplicamos sólo cuando las cosas van bien. Se ha vuelto una necesidad. Mostrando una mayor consideración hacia los demás, seremos capaces de hacer frente a los desafíos contemporáneos que se nos plantean en relación con la economía, a corto plazo, después con la calidad de vida y a largo plazo, con el medio ambiente.
Debe preferirse la cooperación a la competición. Los altruistas deben cooperar y trabajar juntos, aventajando así a los egoístas, que siempre lucharán entre ellos.
Puesto que no todo el mundo puede volverse altruista, aquellos que lo son deben crear las reglas del juego para que la gente egoísta se interese en actuar por el bien común, como si fuesen altruistas. Por lo tanto, es necesario promover una regulación inteligente del sistema económico, y no fomentar una actitud de «dejar hacer» (laissez-faire), tal y como promueven los individualistas.
Una sociedad en la que los ciudadanos no cooperan entre sí está condenada al fracaso, pues no se puede utilizar a los demás como objetos de manera indefinida. Cuando una sociedad se basa totalmente en obtener un beneficio, pierde su dimensión humana.
También deberíamos reflexionar sobre el modo en que utilizamos a los animales como instrumentos, hasta el punto de no considerarlos como seres vivos sino como productos agrícolas, como máquinas de carne. Con la industrialización de la ganadería hemos alcanzado un punto de inhumanidad extrema. Sólo en Francia, cada año se matan en terribles condiciones 1500 millones de animales. Sus cortas vidas son un proceso interminable de muerte y sufrimiento, como se puede ver en el increíble documental Earthlings(«Terrícolas»)*, que muestra claramente la indiferencia con la que tratamos a los animales.
¿Podemos seguir cerrando los ojos ante esto? Quizás algún día la visión futurista de Wells se haga realidad: «No hay carne en el planeta Utopía. Antes solía haber, pero hoy en día no podemos soportar la idea de que existan mataderos… Aún recuerdo lo feliz que me hizo, cuando era un niño, el cierre del último matadero».
* Earthlings, dirigido por Shaun Monson, está disponible en inglés en www.earthlings.com