La mera acumulación de conocimientos no es suficiente. Mi maestro, Khyentse Rinpoche, dijo: ‟Si atesoras el aprendizaje intelectual solo con la idea de ser influyente y famoso, tu estado mental no difiere del de un mendigo que vive a costa de los ricos. Ese conocimiento no será beneficioso ni para ti ni para los demás. Como dice el proverbio: ‘Mucho conocimiento, mucho orgullo’. ¿Cómo puedes ser de ayuda para otros a menos que domines las tendencias negativas que están ancladas en tu propia esencia? Pensara así es, simplemente, una broma, como un mendigo sin dinero que invite a toda la aldea a un festín».
Hay muchas señales de éxito en la vida contemplativa. Pero lo más importante es que, después de unos pocos meses o años, el egoísmo ha disminuido y el altruismo ha aumentado. Si el apego, el odio, el orgullo y los celos aún son tan intensos como antes, ha malgastado su tiempo, recorrido un callejón sin salida y engañado a otras personas.
El conocimiento científico no tiene, en sí mismo o fuera de él, una conexión particular con los valores morales. Entonces, necesitamos cultivar valores en nuestro interior, a través de la reflexión y el entrenamiento mental, para disipar las ilusiones fundamentales que generan tanto sufrimiento para nosotros mismos y para los demás.