La meditación, o más exactamente el entrenamiento mental, nos ayuda a cultivar los recursos internos que nos da la confianza para superar los altibajos de la vida. Estos recursos internos incluyen la libertad interior que nos hace menos vulnerable a las condiciones externas en constante cambio. Aquí, la libertad interior significa liberarse de la influencia de los procesos mentales automáticos que conducen a la animosidad, obsesión, envidia y otras toxinas mentales que socavan nuestro bienestar.
El egoísmo conduce a una vida miserable para uno y para los demás. Si nos volvemos menos vulnerables y más resistentes, no nos sentiremos amenazados por el mundo exterior y estaremos más rápidamente abiertos para los demás.
Por lo tanto, estos recursos internos que pueden ayudarnos a volvernos resistentes incluyen el altruismo y la bondad. Todos tenemos el potencial para cultivar estos recursos internos pero no sucederá simplemente porque así lo deseamos. Para desarrollar cualquier habilidad, necesitamos entrenarnos. De la misma manera que necesitamos entrenar nuestra mente para desarrollar resistencia. Esta es la esencia de la meditación.