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Bondad humana

En su inspirador libro ‟La bonté humaine” (La bondad humana), publicado recientemente en Francia, Jacques Lecomte cita un texto de Mordecai Paldiel, que fue presidente de los Justos entre las naciones, Israel. Paldiel argumenta que es la bondad básica, presente en todos nosotros, la clave que abre nuestra comprensión del comportamiento de los que arriesgan sus vidas para salvar a sus compañeros. Para Paldiel, las acciones de los rescatistas demuestran que el altruismo es una «predisposición humana innata». Aquí está el extracto de sus palabras:

‟Cuanto más indago en las acciones de los Justos entre las naciones, mayores son mis dudas sobre la validez de la actual tendencia a magnificar esas acciones hasta proporciones irracionales. Por algún motivo estamos empeñados en ver a estos benefactores como héroes, y de allí se deriva la búsqueda de motivos subyacentes. Las personas Justas, sin embargo, se consideran todo menos héroes, y definen su comportamiento durante el Holocausto como bastante normal. ¿Cómo resolver este enigma?

Durante siglos, hemos sido sometidos a un proceso de lavado de cerebro por parte de filósofos que enfatizaron el carácter despreciable del hombre, resaltando su inclinación egoísta y malvada a expensas del resto de sus atributos. Conscientemente o no, junto con Hobbes y Freud, aceptamos la proposición de que el hombre es esencialmente un ser agresivo, inclinado hacia la destrucción, absorto principalmente en sí mismo, y solo marginalmente interesado en las necesidades de los demás.

Así, nos sorprenden, e incluso tal vez nos molesta, la demostración de bondad en otros. Hay algo en sus acciones que parece amenazar nuestra convicción de que el comportamiento humano es básicamente imperfecto.

La bondad nos deja sin aliento, porque nos negamos a reconocer que es un atributo humano natural. Y así seguimos en la larga búsqueda de motivaciones ocultas, de alguna explicación extraordinaria para tan peculiar comportamiento. […]

Al buscar una explicación de la motivación de los Justos entre las naciones, ¿no estamos acaso preguntándonos cuál era su problema? ¿No estamos insinuando, en un sentido más profundo, que sus comportamientos eran algo anormal?

¿Es posible que estemos creando un problema donde quizás no exista tal cosa? ¿Es la acción benevolente y altruista un tipo de comportamiento tan ajeno e inusual, supuestamente contrario al carácter inherente al hombre, que justifica una búsqueda tan meticulosa de explicaciones?  […]

Las explicaciones presentadas por los Justos premiados sugieren que la segunda posibilidad es la más cercana a la verdad. «Solo hice algo que era bastante natural», dicen algunos. «Hubiera sido innatural que actuara de otro modo», dicen otros.  […]

La conclusión que se debe derivar de estas declaraciones de bondad inocentes puede ser que, en lugar de buscar claves ocultas para el comportamiento considerado contrario a nuestra justificación mojigata de nuestro comportamiento egoísta, tal vez sería más sabio reflexionar, a través de los Justos, sobre el atributo del altruismo escondido en nuestro interior. En lugar de intentar distanciarnos educadamente de ellos al tiempo que alabamos sus acciones, ¿no sería mejor redescubrir el potencial altruista en nosotros mismos? El hecho de que ayudarnos mutuamente en ciertas ocasiones, incluso con gran incomodidad, es parte de nuestra naturaleza humana, de nuestros patrones comportamentales. […]

No busquemos explicaciones misteriosas de la bondad de otro; redescubramos en cambio el misterio de la bondad en nosotros mismos.

Paldiel M. (8 de octubre de 1989). Is goodness a mystery?, Jerusalem Post.