Hace unos días, en Portland en los EE. UU., Dilgo Khyentse Yangsi Rinpoche, un lama tibetano de 17 años al que acompaño en sus viajes, devolvió al mar más de mil langostas destinadas a ser hervidas vivas y comidas por gourmets.
En junio, el mismo lama, durante una visita al Tibe oriental, salvó de manera similar a más de 2000 yaks de ser matados.
Esta práctica de comprar y liberar animales vivos para liberarlos de la muerte es común entre los pueblos budistas.