Cuando nos sirvieron la comida en un reciente vuelo internacional, el joven que se sentaba a mi lado me preguntó con aparente sorpresa:
—¿Es vegetariano?
—Sí.
—¿Opina que la carne es impura?
—En absoluto, pero no quiero causar ningún daño al comer.
—Pero todos los animales se comen los unos a los otros. Es algo natural.
—Puede ser, pero yo no me los como.
—Si uno de esos animales estuviera aquí, ¡podría comérselo a usted!
—Claro, pero no me parece una razón suficiente para comérmelo yo. Como dijo George Bernard Shaw: «Los animales son mis amigos y yo no me como a mis amigos».
—Vaya, los animales son sus amigos.
—Así es.
—Interesante.