La semana pasada, fui de excursión por la montaña con un amigo de ochenta y un años que camina a paso ligero. Una hora más tarde, alcanzamos un paso a 3000 metros de altitud con vistas a un increíble paisaje que se extendía cientos de kilómetros ante nuestros ojos asombrados.
Nos sentamos en un tronco a observar aquel grandioso paisaje y me preguntó:
—¿Qué quiere decir el budismo cuando llama a esto ‟vacuidad”?
—No se refiere a la ‟ausencia” de este paisaje, sino al hecho de que está ‟vacío” de una existencia autónoma y permanente.
—¿Y qué es entonces la sabiduría?
—La comprensión de esta naturaleza.
—¿Entonces cuál es la diferencia entre vacuidad y sabiduría?
—La vacuidad es la verdadera naturaleza de los fenómenos, tanto si la reconoces como si no. Cuando reconoces esta naturaleza, es sabiduría. Si no la reconoces, es ilusión.
Entonces añadió jovialmente: «Como ves, estoy impaciente por aprender todo esto, porque ya no me queda mucho tiempo».
Seguidamente regresamos por el bosque hacia el valle, prosiguiendo con nuestra conversación.