Todos tenemos, en distintos grados, la experiencia de sentir un profundo amor desinteresado, el sentimiento de infinita bondad, de intensa empatía con aquellos que sufren. Algunas personas son de forma natural más altruistas que otras, a veces hasta el punto del heroísmo. Otros están más centrados en si mismos y resulta complicado que piensen en el bienestar de los demás como un objetivo esencial e incluso más difícil pedirles que anteponga el bienestar de otros al suyo propio. En cualquier caso, es esencial practicar el altruismo. Ser altruista no sólo nos permite ayudar a otros, sino que es la forma más satisfactoria de vivir. Es lo opuesto a un alto sentimiento de egocentrismo que nos impide el amor desinteresado y la empatía y que sólo nos trae dolor a nosotros y a los demás.
En general, cuando los pensamiento altruistas florecen en nuestra mente, se cambian rápidamente por otros, menos positivos, como el enfado o la envidia. Por este motivo, si queremos ser más altruistas, tenemos que practicarlo y ejercitarlo, porque solamente desearlo no es suficiente.
Nos debemos dar cuenta de que en lo más profundo de nuestro ser, no queremos sufrir, queremos ser felices. Una vez que hayamos reconocido esta aspiración, lo siguiente de lo que debemos ser conscientes es de que todos los seres comparten este deseo.
¿Cómo podemos cultivar el amor desinteresado?
Imagina que se te acerca un niño pequeño y te mira feliz, lleno de confianza e inocencia. Lo acaricias en la cabeza, lo miras con ternura y coges en brazos. Tienes un sentimiento de amor y bondad incondicional. Deja que ese amor que te lleva a querer únicamente su bienestar te inunde por completo. Después cuida, mantiene y nutre esa sensación de ternura y amor. Cuando decaiga, revívelo.
También puedes elegir otra persona hacia la que sentir una gran ternura y profunda gratitud. Desea con todo tu corazón que esa persona encuentre la felicidad y los motivos que la causan. Después, extiende este deseo a todos los que están cerca de ti… luego aquéllos que conoces peor… y luego progresivamente a todos los seres humanos.
Finalmente, extiende este deseo a tus enemigos personales y los enemigos de la humanidad. En este último caso, eso no significa que deseas que tengan éxito en sus malvados planes. Simplemente, deseas fervientemente que dejen su odio, codicia, crueldad e indiferencia y que la bondad y preocupación por la felicidad de los demás crezca en su mente. Cuanto más terrible es la enfermedad, más atención, cuidado y buena voluntad necesita el enfermo. De esta forma, abarcamos a todos los seres humanos con un sentimiento de amor ilimitado.
‟Why Meditate? (¿Por qué meditar?)”
‟Facebook: Why Meditate?”
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